Ardid, mi primer experiencia


Urgencia
los ojos en humo
insisto:

"Dale, mirame!
Te ruego que dejes todo,
que olvides el pasado y me sigas"

eterno el instante
y al fin:
asiente

acomodo el cilindro
entramos por cada extremo
un destello y en el eco, su grito

precipitados al final del tunel 
abrazados,
salto al vacío.

¡Llegamos! Aire puro,
haciendo pie en la lona
su palpitar se congela:

"¡Atención! ¡Atención!
¡Esto es un simulacro!
Repito..."

Ángelus, de Mario Benedetti

Quien me iba a decir que el destino era esto.
Ver la lluvia a través de letras invertidas,
Un paredón con manchas que parecen prohombres,
El techo de los ómnibus brillantes como peces
Y esa melancolía que impregna las bocinas.


Aquí no hay cielo,
Aquí no hay horizonte.


Hay una mesa grande para todos los brazos
Y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.


Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
Y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
Por que no queda bien que la tinta se corra.
Aura

Esta noche el lago trae un reflejo nuevo,
lo acerca a la orilla
a besar las hojas de las ramas.
Finas ondas de agua oscura
en su juego el brillo asoma
encandila, descanso los remos
se detiene el tiempo

Una voz emerge,
femenil, late,
un haz entre sombras
resquebraja el aire,
el estruendo llega, lejano,
elocuencia en el suave oleaje

Calma, más que silencio,
la Luna retiró el misterio,
para mi, para cada alma,
para siempre,
el lago entero resplandece
en ánima de mujer,
en corazón
de Madre
La grieta, de Julia Magistratti

Donde yo veía una grieta
un albañil me dijo “la casa ha trabajado”.
Hay agujeros en las personas
sitios inhóspitos en los que no habitaría un pájaro.
Lugares sin abrigo adonde acude el lenguaje
con su instante de fuga,
su residuo desesperado.
“La vida ha trabajado”, le digo,
y me observo las manos solas,
toco esta cabeza que por la madrugada escucha a los gallos
delatar la cartografía de un pueblo a oscuras.
Las ratas que hacen surcos para llegar a alguna parte.
Los alimentos que desovan en la oscuridad del estómago.
“El olvido ha trabajado”, me digo
y cierro los ojos que dan a otros ojos,
reúno los caminos que nos vieron pasar.
Como si alguna vez volviera la primera vez de todo,
y yo fuera una grieta que anda por el aire y que aún
no encontró la casa.
El nombre de la flor

I

Él yace contra la roca,
desde esa ladera trasciende la leyenda,
los Dioses de los cuatro vientos
vencidos por la entraña de un amor.
Las enviadas protectoras, cerca de sucumbir,
imploran una señal que niegue la agonía,
animan a tu alma,
en cisma los sentidos

Más allá del silencio mustio,
se siente,
aún hay más.
Ella te espera

Un soplo ligero arrastra polvo a tu huella, entonces,
las madrinas encarnan la ofrenda:
la flor, a Dios se encomienda,
a duras penas la abubilla desprende un pétalo
y en vuelo raso de último adios,
lo deja caer sobre tu pecho amante.
Ella te inspira, alienta otro intento,
mas, aun con tus agallas, sucede

Se empaña el horizonte,
un fresco rocío con dejo a lágrimas,
bautiza tu corazón
con la fragancia de su nombre:
"No me olvides"



II

Tras la estela de los héroes,
una abubilla joven 
desciende al paraje de honor latente,
entre despojos intuye su misión

A la distancia,
la tormenta de polvo ha cesado,
en busca de ramas y hierbas
las manos prestas a la cena

Ella es ansiedad, hambre, esperanza,
en la cueva el eco agiganta el ruido de las chispas
de un fuego que cocina un caldo para dos

Con la última claridad
el ave toma en su pico aquella flor mutilada
y se alza en raudo vuelo

A ciegas sobrevuela la meseta,
tras los matojos pierde altura 
y un débil aroma guía el final del cometido

Ella se relame con unos sorbos 
se espanta por un brillo que entra veloz
cuando las alas planean al fuego,
ya en tierra el pájaro gorjea y del pico,
la flor al suelo

Se arrodilla
se ahoga el nombre de su amado
sus manos juntas abrazan al hombre
llevando la flor a su pecho
Karol Stryja, Ryszard Minkiewicz: Allah Akbar

Jaroslaw Iwaszkiewicz, Karol Szymanowski
Orquesta Filarmónica Estatal de Polonia

Entre Nos


la voz inesperada
sutil

caricia presta
en magia cristal celeste

hondura animada
 fervor de labios inocentes

tibieza en nuestros pies
abrigados de paz

tan solo eso,
cabal

como un ensueño,
elevándonos
A Fille Aux Cheveux de Lin, Libro 1 Preludio Nro. 8

Claude Debussy
BBC Philharmonic Orchestra & Matthias Bamert, Arr. L. Stokowski
Otoño


Dicen que marcha en silencio,
que trae noches más largas,
que infunde sabiduría.
Y tanto que dicen, es cierto

El otoño irradia su andar cansino,
se rebela al vértigo sin sentido
anunciando a cada rato
un crepúsculo que no llega

Del súbito regocijo de tormenta
al goce de sus tardes grises,
de lluvia anclada,
entrelaza palabras que el ave urbana desanda,
a los saltos
cuando la tromba acaba

Osado en danza temprana,
huye antes de enamorar
con la promesa de su mejor pincelada

Descansa la esperanza del reencuentro,
bajo mi amparo estan sus bríos,
un gorrión atrevido
a mi oído su secreto:
"Ya desborda mi latido,
¡A volar! Y muchos brincos"

Palíndromos seleccionados, de Juan Filloy

Somos o no somos.
Se es o no se es.
O rey o joyero.
Luz azul.
Nos ideó Edison.
Roza las alas al azor.
Ese bello sol le bese.

Oda a Carpenter


Desde el calor del útero se eleva,
lenta marcha a la nube de tus días,
crece con pasión y alegría,
aunque muerda la Argentina
está fuerte la raíz

La aventura se hace trizas
y a pesar de las cenizas
cuando hay una disputa
de la nada surge un Puente
pincelando la paz en gris

Un sinfín de personajes
viaja en camión al Sur,
no hay mal que por bien no venga,
uno escribe ya en la vuelta,
al otro le inspira el ir

Bella Estela en el firmamento,
y aunque el bosque sea de Robles,
una mueca se me escapa,
Ay! Oveja descarriada,
cuánto añoro tu elixir

Da sabor al almuerzo,
y al futbol, su talento,
amistad a corazón abierto
aquel vozarrón de Elías,
cada noche me da vida

Nueva etapa sin equilibrio,
nadie quiere despertar,
sumido en la vorágine,
Ay! Patria mía,
quisiera volver atrás


La Casita tiene jardín, está en Buenos Aires,
podes llegar... yendo derecho

por el camino del arroba
: lacasita.ba@gmail.com


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